jueves, febrero 02, 2006

(te lo robo) All that you can leave behind

Hace mucho tenía un trabajo espantoso hacia el que mi único sentimiento eran las ganas de hacerlo todo muy mal para que me corrieran y empezar una nueva vida bajo el mar. Pero por razones misteriosas, mi jefe, que era igualmente espantoso, se negaba a correrme e, incluso, en un giro inesperado me aumentó el pago argumentando que a ver si con eso me motivaba a hacerlo bien. Nunca entendió. Cada tres días me mandaba llamar para decirme que ya no mamara, que por qué no hacía nada, y para recordarme infaltablemente que en ningún otro lugar me dejarían hacer todas las entregas tarde, faltar de manera random y sin razón alguna o llegar e irme a los 15 minutos. Me aseguraba que no habría en el mundo otro trabajo en el que me permitieran ser tan como yo si no era ahí. Y al final me fui. Y se equivocó.

Después, en un escenario totalmente distinto pero con palabras que me recordaron lo anterior, alguien me dijo que nunca nadie me iba a querer como él. Al final también me fui. Pero no sé si se equivocó.

Siempre pensé que yo no olvidaba. Ahora quiero acordarme qué fue lo que pasó tan mal ahí y no puedo. No hay nada. Al parecer, recordé cómo olvidar. Y me pongo a buscar en archivos que me den pistas de aquel mal terrible y no encuentro y no encuentro y en cambio sólo están, por ejemplo, las cosas bonitas que me enseñaba.

***

Me he comprado un mapa de carretera. Lo he estudiado cuidadosamente, y sé que hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa. Si me llamas, puedo decirte cuáles son los más seguros. Ya sabes que la mitad de las carreteras están en obras, así que hay que andarse con cuidado. Cuando te fuiste, estabas sola, pero puedes contar conmigo para el viaje de vuelta. Ten cuidado con las ruedas, porque las llantas han perdido el dibujo y en esta época del año llueve mucho. No conduzcas de noche, porque la música de la radio puede dejarte dormida, y sobre todo vigila la temperatura del agua, porque tu coche se calienta demasiado. Ahora me arrepiento de haberte aconsejado un coche usado, pero nos iban tan mal las cosas que me parecía lo menos arriesgado. Me gustaría que tuvieras un coche nuevo y que viajases siempre por carreteras bien iluminadas y que no lloviese todos los jodidos días, porque hay al menos siete caminos distintos por los que podrías volver a casa, y me gustaría que pudieses encontrar alguno.

Los chicos del viernes hablan de mujeres en voz alta, pero no tienes que creer todo lo que dicen. Todas las chicas tienen el corazón roto. Las carreteras están atascadas durante el fin de semana. Todo el mundo quiere estar lejos de donde ha nacido. Al menos el viernes por la noche. (...) Las niñas bonitas siempre son las que están más tristes, porque saben que hay más tíos dispuestos a hacerles daño. Las niñas feas se dejan ir y bailan toda la noche solas, o unas con otras, y no tienen suerte ni atrayendo las desgracias. (...) No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos. Sé que las cosas no nos iban demasiado bien y sé que no era el hombre perfecto toda la semana, pero tendrás que reconocer que no había muchos como yo para un viernes por la noche. Sé que no puedo esperar que estés siempre sola, pero te pido que no te lo creas todo. No te fíes de los anillos de oro ni de las carrozas de plata. Recuerda lo bien que mentía yo los viernes por la noche.

(Ray Loriga)

***

Y me da una nostalgia enorme y me da una tristeza horrible.

Y ya no sé qué pasó.

Y tal vez tal vez era cierto. Nadie me va a querer como tú.

Y a manera de regreso de la maldición, sábelo, nadie se va a olvidar de todas las cosas espantosas que, seguramente, sino por qué me habría ido, hiciste, y te va a perdonar tan puramente como yo.