sábado, noviembre 21, 2009

Ahora mismo puedo terminar lo que empecé. AHORA MISMO. Ya.

martes, noviembre 10, 2009

Me faltan ocho para los cuarenta años

Otra vez -como dices o decías, G- es como la vida misma:

Mi carrera como docente universitario duró un año. El jefe de departamento me dijo que aunque mi puesto era muy requerido y había solicitudes de gente con diplomas de doctorado, estaba dispuesto a estirar un poco las reglas: pero si yo quería quedarme tenía que demostrar que aspiraba a un título a nivel doctoral. Le dije que no aspiraba a nada.
–Lo siento –me dijo el jefe de departamento.
–No, está bien –le dije, y me fui a buscar otro puesto como profesor de secundaria.
Alberta dijo que mi vida no iba a ningún lado y la felicité por su astucia.
–Termínala con el sarcasmo –me dijo–. Hace seis años que estamos casados y lo único que haces es vagar de una escuela a otra. Si no te estableces pronto en algo, tendrás cuarenta años y te preguntarás hacia dónde fue tu vida.
Me señaló gente que conocíamos, felizmente casada, productiva, asentada, satisfecha, con hijos, con relaciones maduras, que miraba hacia el futuro, tenía bonitas vacaciones, se asociaba a clubes, practicaba golf, envejecía en pareja, visitaba parientes, soñaba con los nietos, apoyaba a su iglesia, pensaba en jubilarse.
Yo estaba de acuerdo, pero no podía admitírselo.

El profesor, Frank McCourt.


(Foto tomada en mi primer Día del maestro, que ya no me acuerdo cuándo fue)